martes, 27 de julio de 2021

Exámen Final

 

Vacilación frente vacunas contra COVID-19

La pandemia de la enfermedad del coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo 2019 (COVID-19) causada por el coronavirus 2 (SARS CoV-2) se detectó por primera vez en Wuhan, China, en diciembre de 2019. Posterior a ello, se propagó por todo el mundo dentro de un mes de la aparición del nuevo coronavirus hasta que la Organización Mundial de la Salud WHO (2021), declaró al COVID-19 una pandemia en todo el mundo el 11 de marzo de 2020 afectando a 192 países, con más de 117 millones de casos y 2.5 millones de muertes. El primer caso de esta enfermedad en Ecuador fue reportado el 29 de febrero de 2020, y desde entonces se han confirmado 291.070 casos y 15.997 muertes por esta causa. Es por ello que han implementado medidas de mitigación  como las expuestas por Anderson et al. (2020),  distancia física y cuarentena para frenar la propagación del virus en todo el mundo, proteger a la comunidad y gestionar la demanda y la prestación de servicios de salud, además de diversas estrategias de prevención y contención del virus, dentro de las cuales han sido ampliamente reconocida el lavado de manos, el uso de mascarillas, incluso la suspensión o limitación de concentraciones multitudinarias, el cierre de lugares de trabajo no esenciales y establecimientos educativos, la reducción del transporte público, la limitación de los viajes, ya que no existía un tratamiento o vacuna eficaz.

Y aunque la WHO (2021), ha demostrado que estos comportamientos preventivos frente al COVID-19 , son efectivos enfrenar la propagación del virus el control a largo plazo de la pandemia COVID-19 dependía del desarrollo y uso de una vacuna preventiva.  Y es en este punto en que evidenciamos la problemática ya que hasta el día de hoy, una proporción considerable de la población de Ecuador parece no planear o no estar seguros acerca de vacunarse contra COVID-19 evidenciados en los primeros resultados referidos por el Ministerio de Salud Pública (MSP) acerca del Plan de Vacunación 9/100 que es aplicado a nivel nacional, se registró un 30% de ausentismo de personas mayores de 80 años, 25% mayores de 65 años; 20% en el rango de 65 años y un 10%, de ciudadanos de 64 años. Esta tendencia es preocupante por parte de un punto de vista de la salud pública, dado que la inmunidad colectiva es fundamental para ralentizar la propagación de la pandemia. Sin embargo, la vacilación para vacunarse contra COVID-19 también es comprensible debido a factores como la novedad de la enfermedad, la velocidad inusualmente rápida de la vacuna desarrollo, la desconfianza de algunos grupos en la ciencia y expertos de la salud (Funk & Kennedy, 2016; Kaiser Family Foundation, 2020) y las preocupaciones documentadas por algunos sobre la politización de la vacuna, así como su seguridad y estándares de eficacia (The City University of New York School of Public Health, 2021; Tyson et al., 2020).

Según Offit (2005), a las vacunas se les atribuye el mérito de salvar la vida de más personas que cualquier otra tecnología médica. A pesar de esto, los mensajes contra la vacunación de acuerdo con Jones et al., (2012) y Smith & Graham (2019) se han generalizado, lo que indica una población creciente de personas que están preocupadas por la seguridad y eficacia de las vacunas. Esto se cita como una de las razones por las que las tasas de vacunación están disminuyendo (Hill et al., 2018). En consecuencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el concepto de "vacilación por las vacunas" como "una de las diez principales amenazas para la salud mundial". Y son estas preocupaciones de la gente con respecto a las vacunas COVID-19, lo que ha provocado un retraso en el proceso de vacunación y por ello uno de los objetivos estratégicos del Plan de acción mundial sobre vacunas de la OMS, que tiene como objetivo prevenir las enfermedades epidémicas, establece que las personas y las comunidades deben comprender el valor de las vacunas y demandar la inmunización como un derecho y responsabilidad.

Independientemente de su importancia global, la comprensión de las personas sobre el valor de la vacunación ha constituido e influye ahora como un problema recurrente y, a menudo, se ha convertido en un tema de debate político y luchas ideológicas. La mayor parte de la literatura actual sobre la vacilación y la resistencia a las vacunas se centra en las causas claras como las antes mencionadas, que presentan los individuos contra una vacuna en particular o programas de vacunación en general. Pero desde una perspectiva psicológica esta vacilación puede ser abordada desde enfoques como los siguientes.

Desde un enfoque individual se han identificado los procesos psicológicos que distinguen a los individuos resistentes y reacios a la vacuna de los individuos sensibles a la vacuna  lo que de acuerdo con Nazli et al. (2021) posibilitaría brindar la oportunidad de adaptar los mensajes de salud pública de acuerdo con las tendencias psicológicas de estos individuos. Hasta la fecha, se han investigado muchas estructuras psicológicas en relación con la vacilación a las vacunas. Por ejemplo, creencias altruistas (Rieger, 2020); rasgos de personalidad, neuroticismo y conciencia (Johnson, 2000); conspiración, religiosa y paranoica creencias (Hornsey et al., 2018); la desconfianza en miembros autorizados de la sociedad, como funcionarios gubernamentales, científicos y profesionales de la salud, se ha asociado con actitudes negativas hacia las vacunas (Habersaat & Jackson, 2020).

Las dudas sobre las vacunas tienden a aumentar en general, aunque según Hornsey et al. (2018) esto varía entre países. Es importante revelar los determinantes de la vacilación ante la vacuna como lo denota Kennedy, (2019) que considera el aumento de las teorías de conspiración sobre COVID-19.  En el estudio planteado por Nazli et al. (2021), se planteó estudiar los determinantes de la vacilación de la vacuna COVID-19, evaluando la relación entre "intolerancia a la incertidumbre", "creencia en teorías de conspiración" y "fobia a COVID-19" con la vacilación a la vacuna. Encontrando una correlación positiva entre la creencia en las teorías de conspiración y la vacilación a las vacunas y también que personas con poco miedo al COVID-19 dudarían sobre la vacunación.

Sería útil identificar los factores psicológicos distintivos de las personas que dudan y se resisten a la vacuna. De esta manera, el tema del “rechazo de vacunas” como problema de salud pública puede aclararse más y las acciones para la salud pública pueden enfocarse en más objetivos. Los problemas frente a la vacunación, que es el arma más importante en la lucha contra la pandemia, se pueden superar.

El "movimiento contra la vacunación" previamente mencionado, no es un grupo organizado y centralizado, la investigación ha identificado la voluntad de creer en las teorías de la conspiración como un factor en la generación y mantenimiento de la seguridad de las vacunas. Las conspiraciones suelen implicar a las empresas farmacéuticas, a menudo con la complicidad de agencias gubernamentales y comunidades de científicos, en ocultar al público los riesgos "verdaderos" de la vacunación y / o exagerar sus beneficios  (Dredze et al., 2016; Jolley & Douglas, 2014; Mitra et al., 2016).

Uno de los casos más notables en los que estas conspiraciones han sido utilizadas influyendo en grandes grupos social es el del expresidente de los Estados Unidos ha expresado opiniones en contra de la vacunación. El presidente Trump ha escrito más de dos docenas de mensajes de Twitter que son de naturaleza antivacunación, vinculando con frecuencia las vacunas.

A menudo se considera que los políticos representan o reflejan los valores y las actitudes de sus electores. Sin embargo, los líderes no siempre reflejan pasivamente al grupo, sino que a veces llegan a moldear activamente los valores y opiniones de los miembros del grupo. De acuerdo con Hogg (2019) y su modelo de identidad social de liderazgo el potencial de un líder para influir en los seguidores es mayor en la medida en que el líder:

- Se establece a sí mismo como un líder altamente miembro prototípico dentro del grupo (asume la posición de un miembro "ideal" del grupo que otros deberían emular)

- Se involucra en comportamientos que sirven focalmente al grupo, incluyendo fuertes demostraciones de favoritismo intragrupal.

El modelo de liderazgo de identidad social sostiene además que la influencia de los líderes será particularmente pronunciada cuando se ubiquen dentro de un contexto intergrupal prominente y divisivo. Desde la perspectiva de la teoría de Turner (1991), acerca de la autocategorización, los contextos intergrupales sobresalientes conducen a una mejora percibida de las similitudes intragrupales y las diferencias exóticas.

En este proceso, los miembros del grupo fuertemente identificados actúan a través de la lente de sus identidades grupales, modificando sus comportamientos, creencias y actitudes para asimilarse al miembro del grupo prototípico percibido (“influencia informativa de referencia”). Como tal, una dinámica intergrupal puede crear percepciones sesgadas del contenido, la calidad y la veracidad de un mensaje, dependiendo de la identidad grupal del mensajero. De hecho, algunos investigadores como Esposo et al., (2013) y Mackie & Cooper, (1984), han establecido que la identidad de grupo de la fuente puede influir más en la persuasión que en el contenido del mensaje.

Otro de los aspectos de investigación psicológica, se ha conformado alrededor de las ideologías políticas las cuales según Jost et al. (2009) se destacan repetidamente por el carácter fundamental del continuo liberal-conservador o izquierda-derecha como una dimensión universal que organiza las opiniones políticas de las personas. De acuerdo a los estudios realizados por Callaghan et al. (2021) y Hornsey et al. (2021) se han encontrado niveles más altos de vacilación por la vacuna y una mayor disminución en las intenciones de vacunación durante los seis meses de la pandemia entre los conservadores. Por otro lado, los estudios realizados en Polonia por Kossowska et al. (2021) han encontrado que la ideología política está solo vagamente relacionada con la vacilación a las vacunas, y los conservadores son un poco más escépticos sobre las vacunas, lo que se relaciona con una mayor desconfianza hacia los científicos de ese grupo.

El limitado poder de predicción de la dimensión política izquierda-derecha ha llevado a los científicos a explorar ideologías y creencias políticas alternativas que podrían desempeñar un papel en la indecisión sobre la vacunación. Algunos estudios han encontrado que la ideología nacionalista (narcisismo nacional) es un mejor predictor de la vacilación a la vacunación que la dimensión izquierda-derecha (Cislak et al., 2020) mientras que otros han sugerido que la política populista es un factor clave responsable de la vacilación a la vacunación.

Por otra parte, antes de que se produjera la pandemia de COVID-19, la vacunación durante mucho tiempo había sido un tema cargado de emociones en muchas comunidades. Como lo reflejan Bean (2011) Broniatowski et al. (2018) y Kata (2010), uno de los principales contribuyentes al aumento de las emociones en torno a la vacunación son los grupos coordinados antivacunas que manipulan las emociones para promover la desinformación y las teorías de la conspiración, siembran confusión y crean división. En particular, los análisis de los sitios web contra la vacunación han demostrado que del 76% al 88% de los sitios web estudiados aprovecharon las apelaciones emocionales (p. Ej., Las vacunas como una violación de las libertades civiles, los peligros de los efectos secundarios de las vacunas) y del 20% al 50% de los sitios web subestimaron el riesgo y la gravedad de las enfermedades prevenibles mediante vacunas.

Además, un estudio realizados por Mitra et al. (2016) de las cuentas de Twitter antivacunas mostró que las cuentas antivacunas tenían más probabilidades de expresar enojo que las cuentas favorables a las vacunas. Los estudios también encontraron que las teorías de la conspiración destinadas a sembrar la desconfianza de los expertos y las organizaciones gubernamentales se encontraban comúnmente en las publicaciones de los grupos antivacunas. De manera alarmante, estos sentimientos impulsados ​​por las emociones han contribuido a la vacilación de las vacunas y la disminución de la aceptación de la vacuna.

De acuerdo con Fisher et al. (2020) y Sear et al. (2020) estas campañas de desinformación de vacunas han continuado, y de hecho han prosperado, durante la pandemia de COVID-19. Los esfuerzos para abordar las dudas y aumentar la confianza en las vacunas deben prestar atención a las tácticas de desinformación dominantes.

Una de las formas de abordar esta problemática es el compromiso emocional, que de acuerdo con Perugini & Bagozzi (2001) ha jugado un papel central en la investigación y la práctica del cambio de comportamiento de salud, y las apelaciones emocionales se han utilizado de manera eficaz en el diseño de mensajes de salud para el cambio de comportamiento - por ejemplo, ira y otros sentimientos negativos hacia la industria tabacalera (Murphy Hoefer et al., 2010) y apelaciones del miedo en la conducción segura (Carey & Sarma, 2016).  Sin embargo, la relación entre las emociones y los comportamientos saludables es compleja. Por ejemplo, un mensaje con la intención de activar un tipo de emoción puede, en cambio, activar otras emociones (mensajes de culpa que evocan vergüenza) que aumentan las conductas de riesgo para la salud o disminuyen la voluntad de realizar conductas preventivas (Duhachek et al., 2012). Estas complejidades pueden acentuarse durante la pandemia, ya que la naturaleza cargada de emociones del COVID-19, junto con la retórica antivacunación, puede causar confusión, nerviosismo, apatía y otras emociones que afectan las decisiones sobre vacunas.

Además, dada la novedad y la evolución científica del virus, el proceso de desarrollo de vacunas acelerado y la discordia política más amplia, las preocupaciones sobre la seguridad y eficacia de las futuras vacunas contra COVID-19 se han exacerbado, incluidas las preocupaciones sobre la seguridad comprometida. estándares para la aprobación de vacunas. Este contexto complejo ayuda a explicar los factores clave de las dudas sobre las vacunas. Los temores sobre la seguridad de la vacuna, los efectos secundarios y el rápido desarrollo de la vacuna se han citado como barreras para la vacunación.

Dado que se encuentra que las emociones influyen en las percepciones e intenciones del riesgo de la vacuna con más fuerza que la información, los esfuerzos futuros de educación sobre la vacuna COVID-19 deben ir más allá de la presentación de información objetiva para abordar las emociones que rodean al COVID-19. Es por esto que se plantea el posible enfoque para aprovechar las emociones en los esfuerzos de comunicación de la vacuna COVID-19 al contrarrestar las emociones negativas. Jungmann & Witthöft, (2020) y Lwin et al., (2020) mencionan que la ansiedad generalizada, la pérdida y la fatiga psicológica causados por la pandemia han afectado los comportamientos de salud y las intenciones de vacunación. Asumiendo que la disponibilidad de una vacuna COVID-19 que pasa las estrictas normas de seguridad estándares y demuestra eficacia, los esfuerzos de educación sobre vacunas aún debe reconocer y manejar las emociones negativas generalizadas, al mismo tiempo que considera las diferentes predisposiciones emocionales de los destinatarios específicos.

En comunidades con emociones intensificadas generalizadas, el cuidado debe tomarse para atender esas emociones en lugar de intensificarlas inadvertidamente de maneras que serían contraproducentes en las decisiones sobre vacunas. Por ejemplo, investigadores han teorizado que, en situaciones inciertas e incontrolables, las personas se centran en reducir las emociones negativas en lugar de cambiar el comportamiento para mitigar las amenazas potenciales. Por lo tanto, el uso de ciertas apelaciones emocionales negativas alentar la vacunación puede, en cambio, activar más miedo y incapacidad para participar en la prevención (por ejemplo, vacunación). Enmarcado la vacunación como una estrategia concreta y viable para reducir el riesgo de COVID-19 puede ayudar a abordar las emociones negativas, aumentar la autoeficacia y resaltar los sentimientos de control sobre la reducción del riesgo de COVID-19. Es decir los esfuerzos de comunicación pueden aprovechar las apelaciones emocionales negativas para llegar al público que pueden estar emocionalmente desconectados o incluso apáticos sobre vacunación. Dado que algunas de estas audiencias pueden creer que el riesgo y la gravedad de COVID-19 se exageran y, en consecuencia, se desvinculan, comunicar el riesgo de contraer COVID-19 puede ser una parte importante de la vacuna mensaje educativo.

Descuidar hacer por lo tanto, puede provocar la evitación de mensajes y desactivar aún más las emociones (Ness et al., 2017), en consecuencia reducir la necesidad percibida de vacunación. En resumen, "un mensaje no sirve para todos”, y debemos evitar los mensajes genéricos y en su lugar, considere los estados emocionales de diferentes audiencias en esfuerzos de comunicación sobre vacunas específicos y personalizados.

Además, dado que Bean (2011) y Kata (2010) afirman que los grupos antivacunas emplean con frecuencia llamamientos emocionales negativos en sus campañas, puede ser útil concienciar al público sobre las tácticas utilizadas por estos grupos. Considerando lo demostrado efectos sostenidos de la exposición a información errónea, es posible "vacunar" al público contra desinformación mediante la presentación de argumentos en contra de la desinformación y la sensibilización sobre las apelaciones emocionales negativas apalancado por campañas antivacunas. Por ejemplo, estudios de desinformación sobre el cambio climático realizados por Cook et al. (2017) y Van der Linden et al. (2017) encontró que las personas podrían protegerse de los efectos de la desinformación mediante mensajes que exponen y explican las estrategias de difusión de información errónea utilizadas. Un estudio de mensajes de vacunación y teorías de conspiración del 11-S también demostró que la inoculación puede promover el escepticismo hacia las teorías de la conspiración que pueden debilitar sus efectos potenciales.

Porque muchos de los temores citados por las personas que dudan de la vacuna COVID-19 coinciden con tácticas de desinformación utilizado en esfuerzos antivacunas (Associated Press-University of Chicago National Opinion Research Center., 2021), dibujar atención a estos patrones e inocular al público antes del lanzamiento de la vacuna puede ayudar a crear conciencia y disipar los miedos a vacuna. Dado que los mensajes de vacunación pueden ayudar a promover el escepticismo hacia la desinformación (y las emociones negativas apelaciones), la adopción de esta estrategia puede Proporcionar al público la "alfabetización" de desinformación necesaria para identificar tácticas de desinformación y tomar decisiones informadas. sobre la vacuna COVID-19.

Otro aspecto para abordar eficazmente la vacuna vacilación y fomentar la confianza en las vacunas, la salud basada en la evidencia las estrategias de comunicación son necesarias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

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